Farmacia Martín

Cómo cuidar los pies tras usar sandalias todo el verano

El verano es sinónimo de libertad para nuestros pies: dejamos a un lado los zapatos cerrados y optamos por sandalias, chanclas y calzado abierto. Esta elección, aunque cómoda y fresca, también deja huella en la salud de nuestros pies. Con el final del verano, es el momento ideal para prestarles la atención que merecen y ayudarlos a recuperarse del uso prolongado de calzado poco protector.

¿Qué efectos puede tener el uso continuado de sandalias?

Las sandalias, aunque muy prácticas, no suelen ofrecer el soporte adecuado para el pie. El uso continuado puede derivar en sequedad, grietas, durezas, callosidades, e incluso pequeñas lesiones o sobrecargas musculares. Además, al estar más expuestos, los pies sufren más agresiones externas como el sol, el polvo o los roces, lo que puede alterar la barrera natural de la piel.

Primer paso: hidratación intensiva

Durante el verano, la piel de los pies tiende a deshidratarse más fácilmente. Es fundamental iniciar una rutina de hidratación intensiva. Aplicar una crema específica para pies cada noche, insistiendo en los talones y en las zonas más secas, ayudará a restaurar la elasticidad y suavidad de la piel. Para potenciar el efecto, se puede cubrir el pie con un calcetín de algodón después de aplicar la crema.

Exfoliación para renovar la piel

Exfoliar los pies una o dos veces por semana es clave para eliminar células muertas y favorecer la regeneración cutánea. Existen diferentes métodos, desde exfoliantes mecánicos suaves hasta limas específicas. Lo importante es no excederse, para evitar irritaciones.

Revisión y cuidado de las uñas

El verano también puede afectar la salud de las uñas. El uso continuado de esmaltes o la humedad constante pueden debilitarlas. Tras el verano, es recomendable dejar que las uñas respiren, cortarlas correctamente (siempre rectas para evitar uñas encarnadas) y mantenerlas limpias y secas. Una buena hidratación de la cutícula también es beneficiosa.

Masajes y descanso

Los pies también se fatigan. Un buen masaje al final del día, con movimientos circulares y suaves presiones, mejora la circulación, alivia la tensión acumulada y favorece la recuperación muscular. Si es posible, elevar los pies durante unos minutos puede ayudar a reducir la hinchazón.

Revisar el calzado de otoño

Antes de guardar las sandalias, asegúrate de que el calzado de otoño esté en buen estado, sea cómodo y se adapte bien al pie. Es el momento ideal para prevenir rozaduras, durezas y otros problemas derivados del uso de calzado inadecuado.

Cuidar los pies no es solo una cuestión estética, es salud. Tras meses de exposición, mimarlos es una forma de agradecerles todo lo que hacen por nosotros. Dedicarles unos minutos al día puede marcar la diferencia.

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